Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100148
Legislatura: 1887-1888
Sesión: 10 de enero de 1888
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Marqués de Trives.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 20, 376-377.
Tema: Crisis por que atraviesa la agricultura.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Vea el Sr. Marqués de Trives como yo tengo razón; esas provincias, las provincias de Galicia, piden todo, menos lo que se exige en esta proposición incidental. Esta proposición, en el sentido en que se presentó en el Congreso, la rechazan las provincias gallegas por unanimidad; piden, S.S. lo ha dicho. (El Sr. Marqués de Trives pronuncia palabras que no se oyen). ¡Pero si tengo yo las exposiciones y las quejas que llegan al Gobierno! Piden rebaja de las tarifas de los caminos de hierro; rebaja en el impuesto de consumos y alza en los aranceles para la introducción de los ganados. (Un Sr. Senador: Piden lo que les importa). Pero no piden recargo para el trigo (Grandes rumores); al contrario, rebaja de los aranceles. (El Sr. Botella: ¿Pero la piden para los arroces, ni tienen para qué pedirla. ?Grandes rumores. ?El Sr. Marqués de Trives: Pido la palabra). Pero en fin, esto a mí me importa poco; allá el señor Marqués de Trives se entenderá con sus electores y paisanos. Lo que yo quiero hacer constar, es que el Gobierno tiene el mismo deseo que S.S. de discutir pronto todas las cuestiones que pueden aliviar el estado aflictivo en que se encuentra nuestro país, que es el mismo en que se hallan todos los demás países del mundo. (Varios Sres. Senadores: Mucho más, mucho más). Bastante menos; que más ha afectado esta crisis universal, que está pesando sobre Europa y sobre algunos pueblos de América, bastante más ha afectado a otros pueblos más poderosos que España, que a la mismo España; y la prueba es muy sencilla.

Hace diez años que se viene pidiendo lo mismo que ahora para España, y hace diez años que los labradores estaban como hoy. (Grandes rumores. ?Varios Sres. Senadores pronuncian palabras que no se oyen). Pues la crisis universal que atraviesa Europa, apenas ha agravado la triste situación que venían sufriendo los labradores antes que la crisis llegara, mientras que en otros países les ha afectado tanto, que ha habido muchísimos labradores que no han podido continuar en su trabajo.

Por consiguiente, créanme SS. SS. que los males que hoy pesan sobre España vienen afligiéndola hace mucho tiempo; y el Sr. Marqués de Trives, que ahora tiene tanta impaciencia, podía haberla tenido cuando sus peticiones pudieran ser oídas por el Gobierno de sus amigos; pero entonces se oían las reclamaciones de los labradores como se oye llover, y ahora nos queréis hacer responsables de lo que vosotros no quisisteis evitar, y venía a pedirnos con impaciencia. (Grandes rumores. ?Varios Sres. Senadores: Muy bien; muy bien. ?El Sr. Fabié: Eso no es exacto. ?Grandes rumores). ¿Cómo que no es verdad? ¡Si yo he recibido a varias Comisiones de Castilla hace tiempo, cuando el partido conservador estaba en el Poder, que venían a que yo les acompañara para ver al Sr. Presidente del Consejo de Ministros, y no lo hice, no porque creyera que no debía ir a verle, sino porque comprendía [376] desde luego que eran inútiles sus reclamaciones! Venían a pedir lo mismo que ahora se pide, y siempre se les negó. Si el Sr. Presidente del Consejo de Ministros de aquella época; si el Gobierno conservador hubiera concedido lo que pedían las Comisiones de Castilla, no tendríamos necesidad ahora de ocuparnos de esto. (Varios Sres. Senadores: Muy bien; muy bien).

Pero ¿qué más? ¿No recordáis que una persona eminente, y a quien yo quiero mucho, aunque no sea de mis opiniones políticas, dijo aquí que una y varias veces, como dignísimo presidente de la Comisión de Castilla, había ido a ver al Sr. Cánovas, y nunca pudo lograr de él más que lo que de mí consiguió? (El Sr. Gallostra: consiguió que se sentara a su derecha). Ni aun eso pudo obtener del Sr. Cánovas del Castillo. (Risas).

Por tanto, si nos conocemos aquí todos, Sr. Marqués de Trives, vamos a no perder tiempo. (Aprobación). Y ahora, yo le podría hacer otro cargo a S.S. Sabiendo, como sabe, que el Gobierno está dispuesto a presentar a las Cortes las reformas que puedan remediar en lo posible estos males (que no tiene la pretensión más que de remediar en lo posible, no del todo, los males que en este sentido afligen al país), y que las va a presentar en cuanto concluya la discusión del mensaje, ¿por qué el partido conservador no contribuye a que este debate termine pronto y no se dé el espectáculo tristísimo de que hayamos necesitado en este Cuerpo nada menos que 15 sesiones para discutirlo, y de que serán precisas probablemente otras tantas para su discusión en la otra Cámara? A eso es a lo que debe contribuir el partido conservador: a abreviar este debate para que no suceda aquí lo que no ocurre en ninguna parte, hasta el punto de que, de tal suerte me encuentro fatigado de los que pasa en este país respecto al mensaje, habiendo como hay tantas cosas urgentes en que ocuparse, que mientras sea Gobierno, estoy dispuesto a no aconsejar jamás a la Corona que abra las Cortes con mensaje, porque eso de que se pierda totalmente mes y medio y al principio (es decir, cuando los Sres. Diputados y Senadores vienen con más brío), por efecto de los debates parlamentarios, tiempo que debería ocuparse en la discusión de otros proyectos de ley que interesan al país, es en extremo doloroso. (Un Sr. Senador: Pues reformad el Reglamento). No hay que reformar más que las costumbres, con eso basta.

Por lo demás, yo no he dicho otra cosa, relativamente a la proposición, sino que no se puede tratar aisladamente, porque a los unos les parece muy buena y a los otros no; de modo, que hay que ver si con una combinación de varios proyectos de ley o por otros medios, se pueden conciliar todos los intereses. El Gobierno piensa hacer esto, lo traerá al Parlamento y entonces será la ocasión de discutir ésta y otras proposiciones que se formulen contra el Gobierno, y ya veremos entonces lo que se puede tomar de unas y de otras, porque el Gobierno, lo que quiere es acertar. Ése será el momento oportuno para escoger todos los medios que puedan proponerse como remedio al mal que se sufre, pero entre tanto, todo lo que se haga es inútil, estéril, y no contribuye más que a perder tiempo.

Vamos, pues, a ganarlo en bien de los mismos intereses que el Sr. Marqués de Trives quiere defender.

Para terminar, debo advertir al Sr. Marqués de Trives una cosa; que incluso el eminente hombre de Estado, jefe del partido conservador, y el Sr. Gamazo, mi querido amigo, los dos partidarios, más o menos, del sistema que realmente se define en la proposición que hay presentada en esta Cámara, han declarado de una manera terminante y explícita que, si hay otros medios de aliviar los males que afligen al país, los prefieren a que se toque la cuestión arancelaria. Veamos, pues, si entre los medios que el Gobierno piensa proponer hay algunos con los que se pueda conseguir el alivio de esos males, sin necesidad de subir los aranceles, ni suscitar para nada la cuestión arancelaria. Si lo pudiéramos lograr, daríamos gusto a todos, incluso al jefe del partido conservador, que ha tomado una iniciativa, me parece que hasta excesiva en este punto, puesto que la ha llevado hasta el extremo de interrumpir la discusión del mensaje de la Corona, él que siempre ha sido y es tan corté y deferente, como debe serlo el jefe de un partido, con los respetos que se merece la Corona.

Señor Marqués de Trives, quisiera hacer una observación a S.S., porque este asunto de los vinos falsificado es de aquellos que nos pueden hacer mucho daño; de él toman base en el extranjero, y en Francia sobre todo, que es mercado muy importante para España, para causarnos, como digo, daños inmensos. Enhorabuena que eso se haya dicho por los periódicos y que lo repitan otras personas, pero no puede admitirlo el Gobierno; y su fuese cierto que hay vinos falsificados, el Gobierno ha adoptado ya las medidas necesarias para que la falsificación no se repita en lo sucesivo. Lo que hay que declarar aquí es que habrá podido haber vinos falsificados, aunque no en la escala ni en las proporciones que se ha supuesto; pero en adelante, el Gobierno está resuelto a impedirlo por todos los medios que le permitan las leyes. (Varios Sres. Senadores de la oposición conservadora: Perfectamente). [377]



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